Julia Hernández - Adjunta al ararteko
Buenos días, como ya han anunciado quienes me han precedido en el uso de la palabra, a las personas que nos hemos acercado a este foro nos convoca la preocupación compartida por las dificultades que nuestros y nuestras jóvenes están encontrando para su emancipación y la construcción de sus proyectos vitales autónomos. Venimos observando cómo paulatinamente hemos ido pasando de los procesos breves y bastante lineales de hace unas décadas –favorecidos por un acceso al mercado laboral temprano, bajas tasas de desempleo y una fuerte protección laboral-, a procesos de emancipación más complejos, inciertos, erráticos, impredecibles, más reversibles, menos conexos con la integración laboral.
Esta cruda realidad no solo afecta a los sujetos activos de la misma, si no a la sociedad en su conjunto. Como ha apuntado algún autor, Antonio López, los proyectos vitales de los jóvenes son inviables, y esta inviabilidad pone en peligro incluso la legitimidad de las instituciones. El riesgo de desafección está vinculado, sin duda, a su “invisibilidad institucional” y a la falta de apoyo a través de políticas públicas.
No solo para los expertos en este tema, sino que, me atrevería a decir, para cualquier agente social, para cualquier observador objetivo de la realidad, los procesos de emancipación están profundamente condicionados por el contexto político, social y económico de cada país y momento determinado, destacándose como factores más determinantes e influidos mutuamente: el papel de la familia en la sociedad, su papel protector de la permanencia en el hogar familiar que en tiempos de bonanza económica era de libre elección y que se ha convertido en la actualidad casi de “obligado” cumplimiento, papel que debía corresponder sin duda al Estado, el contexto macroeconómico (y muy en particular su incidencia sobre el empleo), el desarrollo del Estado de bienestar y el sistema de vivienda. Debemos afirmar, sin miedo a la equivocación, que cualquier política pública que tenga por objeto facilitar la transición de las personas jóvenes, debe partir de un diagnóstico integral que englobe todos estos factores estructurales y, en función de este, plantear las medidas adecuadas.
Hablamos de diagnóstico integral no como frase al uso o “de mode”, sino porque verdaderamente entendemos que solo desde una mirada amplia e integradora de todos y cada uno de ellos nos permitirá no solo el planteamiento de estas medidas, sino, lo que es más determinante, llevarlas a cabo. No podemos ver o analizar las distintas políticas públicas como compartimentos estancos, sino como un conjunto, como unos sumandos sin duda distintos pero conformadores del resultado final. Lo que hagamos en vivienda no puede ser una medida aislada de lo que hagamos en empleo juvenil, ni tampoco lo que se refiere, por ejemplo, al periplo educativo, si nuestro objetivo es, y no puede ser otro, que facilitar e impulsar los procesos vitales autónomos de nuestros chicos y chicas.
Muchos son los temas y miradas que podríamos haber elegido para dar contenido a este curso. Podríamos decir que no son todos los que están, pero si están todos los que son.
Es evidente que nosotros no podemos abordarlo todo en el tiempo del que disponemos, por lo que hemos tenido que elegir y focalizar la atención en alguno de estos factores que, indefectiblemente, aparecerán relacionados con los otros. Dado el papel significativo del empleo y de las políticas públicas de empleo, centramos el objeto de trabajo de esta jornada en ese ámbito, con la particular mirada que caracteriza a esta institución, que no es otra que la perspectiva de los derechos. Es indudable que corren malos tiempos para la lírica, para los derechos humanos en general y para todo aquello que afectan a las generaciones futuras, pero también estamos obligados a no caer en el pesimismo y seguir trabajando, seguir apostando por ellos y ellas, por su y nuestro futuro. Porque desde las instancias públicas, y sobre todo desde estas instituciones de defensa de los derechos, no caben coartadas, solo el trabajo, la búsqueda de soluciones, la esperanza.
Por todo ello, en aras de la racionalización y efectividad del tiempo del que disponemos, de las efectivas y realistas conclusiones que de este encuentro podamos lograr, es nuestro propósito en esta jornada realizar una radiografía de la situación actual del acceso al empleo de las personas jóvenes, constatando el desfase entre ésta y la previsión constitucional del derecho al trabajo y a una remuneración suficiente. Con este claro y acotado objetivo realizaremos una aproximación al papel actual del trabajo como elemento de integración social y de acceso a la autonomía personal, conoceremos las iniciativas de la administración vasca para con el empleo juvenil y buscaremos los elementos que pudieran contribuir a la mejora de las políticas públicas de mayor impacto en estos procesos de emancipación. Es evidente que una jornada, por muy comprometida y bienintencionada que sea, no sirve para enmendar todos los déficits, pero esperamos coadyuve al diagnóstico y sea un nuevo altavoz para orientar posibles soluciones.
Nos hemos rodeado para ello de un conjunto de personas, a las que yo también agradezco su disponibilidad y buena disposición, que estamos seguros nos aportarán elementos de análisis muy relevantes para el debate, debate para el que necesitamos, en todo caso, contar con todos y todas las que participamos hoy de este foro. Os animo, pues, a sentirlo como un espacio de diálogo y una oportunidad para la contribución a la mejora de las políticas públicas.