3.4. Brecha digital de acceso
Se trata, sin duda, de una de las brechas digitales de las que más información se ha recogido en los diferentes estudios publicados. Tal vez el hecho de que hayamos podido ir observando como el porcentaje de hogares que disponen de TIC ha ido evolucionando sorprendentemente en los últimos años, produce erróneamente la conclusión de que se trata de una brecha digital superada.
(Ilustración 3)
Evolutivo de equipamiento TIC de las familias (con al menos 1 persona entre 16 y 74 años)
Elaboración propia a partir de datos del Eustat.
Los datos obtenidos para el presente informe demuestran, en cambio, que aún existen indicios que nos obligan a poner la atención en esta brecha. Así, el 34,2% de las familias vascas aún no disponen de conexión a Internet. Abandonando los términos genéricos de “población” o “familia”, tenemos la obligación de responder a la siguiente pregunta: ¿quiénes son los colectivos que padecen esta brecha digital de acceso en mayor medida?
Las cifras nos hablan de que existen diversos factores demográficos y socioeconómicos que siguen estando presentes en las brechas digitales. Así, la edad, el sexo, el tipo de familia, el nivel de estudios, la situación laboral o el nivel de ingresos, son algunos de los que podríamos clasificar como más determinantes.
Los datos hablan por sí mismos. El 73,4% de los hogares vascos en los que vive una persona de edad comprendida entre los 65 y los 74 años no dispone de conexión a Internet.
Aunque de forma más suavizada, el sexo continúa figurando como factor generador de diferencias en cuanto a acceso a las TIC. Diferencia que se incrementa a medida que escalamos en los grupos de edad.
Por otra parte, un bajo nivel de estudios, así como encontrarse en situación de desempleo y tener bajos ingresos mensuales son factores determinantes a la hora de provocar un menor acceso a las TIC. Así, mientras que el 88,6% de las familias de Euskadi en las que los ingresos mensuales netos oscilan entre 1.800 y 2.700 € disponen de conexión a Internet, este porcentaje se ve reducido hasta el 33,7% en el caso de aquellas en los que los ingresos no superan los 1.100 € mensuales. Con carácter general, y como se podrá constatar a través de los datos obtenidos durante la investigación, los factores comunes de las brechas sociales lo son también en las brechas digitales.
Como complemento a lo que nos dicen estas cifras, hemos querido saber cuáles son los motivos que argumentan las personas que no acceden a las TIC.
(Ilustración 4)
Motivos para la no disponibilidad de acceso a Internet en el hogar (personas de 16 a 74 años)
Elaboración propia a partir de datos del Eustat.
Curiosamente, y lejos del argumentario que suele ser aceptado comúnmente (“es muy caro”), los datos de las encuestas nos apuntan a que los principales motivos por los que las personas declaran no acceder a Internet son las de “no lo quiero, no lo necesito” (27,9%), y la de “no tengo conocimientos adecuados” (7,6%). Estos motivos se acrecientan aún más cuando centramos nuestro análisis, por ejemplo, en el colectivo de personas mayores: “no lo quiero, no lo necesito” (69,8%); “no tengo conocimientos adecuados” (26,1%).
Esto nos aporta valiosa información, ya que nos hace trasladar al capítulo de Recomendaciones la sugerencia de la puesta en marcha de acciones innovadoras diseñadas específicamente para estos colectivos que sufren en mayor medida la brecha digital de acceso, y que no solo se centren en garantizar la posibilidad de acceso económico a estas herramientas TIC, sino también en la difusión de la utilidad de las TIC, el acercamiento de las tecnologías a estos colectivos a través de centros de interés que conecten con sus realidades, así como el abordaje de otros factores generadores de brecha digital de acceso aportados por los grupos de expertos participantes en la investigación como: las brechas sociales, los problemas de accesibilidad y usabilidad de muchas aplicaciones y servicios, la acumulación de experiencias frustrantes con dispositivos comunes del hogar con un diseño no adecuado, los gastos de consumo de determinados servicios como Internet, o la falta de contenidos y servicios interesantes que resulten atractivos o de utilidad.